lunes, 6 de mayo de 2013

Jueves a la noche



I

Nunca estás demasiado borracha.
Vas dos vasos, entre semana, por el tercero
Pero seguís bebiendo.
Un jueves-casi viernes a la noche
y un saxofonista en la t.v.
También algunas prostitutas
Sin hogar, sin amor de verdad
Solo dos piernas esperandome 
al subir las escaleras
Pienso que no sirvo para el sexo
Ya voy por la tercer copa
e imagino la cara de la señorita
cuando suba e irrumpa en su cuarto.
Quizás debría dormir sola -pienso mucho-
Quizás estoy confundiendo las cosas
Podría esperar a el viernes-sábado 
Y al fin tomarla por sus caderas.
Me imagino tocándola tan fuerte
y ella suspirando...
Estoy tan cómoda ahora
lo único que falta es ver qué hago
Hay dos piernas en el piso de arriba
y yo estoy en el piso de abajo.
Vale. Tomo otra copa y subo!
Nosé porqué pienso tanto
El saxofonista acaba de tirar su saxo al mar
Y yo acabo de terminar el decisivo vaso 
No tengo tabaco.
Prepararé otro trago
Acabo de manchar el piso con el trago
Otra vez frente a la t.v

II

Sigo pensando en sus piernas.
Y ella suspirando...
Derramándose la ultima gota
por el fino tobogán de cristales...
Nada mal si tengo sed
Nada mal si como el vino sabe
¿Escribo porque estoy borracha?
No lo sé. No lo sabes.
Hay una puta en el televisor
que le conversa al saxofonista
Comienzo a pensar que el saxofonista 
y yo, estamos en la misma situación
No me cuesta hacerlas suspirar...
.... al menos un rato.
Agarro mi cabeza con mi mano izquierda
y con la derecha escribo.
Suspiro. Pienso.

Tacho la oración que había escrito.
Ahora me río sola. Mujeres
Subiría las escaleras justo ahora
Si no pensara. Mi mente me persigue
De todos modos, lo pensaré frente a la puerta
Acabo de golpear mi brazo muy fuerte
contra el apoya-brazos del sillón.
Cuando me embriago soy un asco.
Perdón.

viernes, 8 de marzo de 2013

Historias de mala muerte


...No, niña. Estás estúpida. Ni en los bares más antiguos con los clientes más cercanos que frecuentan la vieja barra, te darás el lujo de dejarlos entrar en tu vida. Vas a pedir lo mismo de siempre, a caminar al viejo taburete con el tapizado un poco roto, y al sentarte descubrirás que todos saben que ayer le quedaste debiendo unas copas al viejo de la barra.
Y cuando te acerques al mostrador, antes de hablar, más que nada, va a merodear la cuenta del  día anterior, en el iris del viejo, en tu billetera con los últimos ahorros, y en el vaso de aquél que está sentado, apoyando su codo y todo su antebrazo en la barra.
Porque lo recuerdan, aunque no recuerden las noches en que todos decíamos “¡una ronda, invito yo!” y así, sucesivamente.  Es algo más fuerte que esas noches, estamos tensos.
Sé que no deberíamos, pero te lo diremos: estás en deuda. Así que por cuestión de respeto, soltarás los últimos billetes y sin más, te vas. Yo sé que sé de las andanzas de algunos de estos que hoy me ven y aseguran su vaso, sin invitar a otra ronda. Pero sé también que sin rendirle cuentas a nadie, he llegado hasta aquí. Bien podría recordarle a estos tipos retorcidos y de mala muerte las hazañas que gustaron cometer bajo el filo silencioso de mi lengua y la mirada evasiva de mis ojos. Como cuando frecuentaban los jóvenes senos de otras muchachas mientras sus mujeres les dejaban tiempo libre, y esas cosas.
Pero es cuestión de costumbre, nunca fui el tipo detrás del mostrador. Y nunca lo seré. Porque no sabría decirte cómo ha llegado el viejo hasta el bar otra vez, con los ojos tristes y los zapatos rotos. Y aunque uno no tuviese ese aspecto, jamás le recordaría con miradas hirientes lo que ha quedado debiendo el día anterior. Quizás por eso no podría jamás ponerme en el lugar del viejo de la barra. Aunque mis respetos hacia él, por supuesto.
Pero afuera las cabezas están rodando, chica. Ayer comiste aquí, pues limpia tu plato. ¿Anoche yo traje las bebidas? Pues dame lo que estoy buscando. Voy a saciar mis deseos, pues, te he ofrecido mis amables servicios hospitalarios en esta cena.
Anoche, nomás, he visto cómo se han follado la mente de una española que ha venido a estos lados a pasar el rato. Arrastrando su morral, se ha acercado a unos tipos de mala muerte en un barrio alejado al centro de la ciudad. Les ha preguntado por restaurantes baratos, y uno de ellos le ha contestado señalando hacia la puerta de su casa.

-Disculpaos, tíos, es que hace poco rato he llegado hacia estos lados y pos’ que estoy perdida, tío. La he cagado, he perdido el pasaporte y para ligar algo de comer pues: 20 duros.

-¿Ah, sí?. No te preocupés, mija. Aca’lao tenemos como un negocio de comidas, medio familiar.

La española se acercó agradeciendo, y registrando las terminaciones de las puertas y las mascotas que acechaban el olor de su ropa tras las rejas. Pasada la noche, ya no quedaba ni un puto duro.

-Esto hacemos aquí: vamos al bar, nos gastamos el jornal bebiendo y alguna que otra vez fumando, y nos reímos un rato. Pero llegado el momento de invitarte una ronda no podemos hacerlo. Es que está muy claro: las cuentas claras conservan amistades.

-Pues, ¡joder, pringaos! Entonces el Estado y vosotros sois bien compinches. Entre la cuenta del bar, la cuenta del rancho, los críos y alguna que otra gilipollez os lo gastáis todos. Y encima pagáis al día. De puta madre.
Eso sí, eh. Aquí el muerto se ha asustado del degollado. Unos tíos de mala muerte, jugando a regalarte amistad de madera y cuando se te ha vaciado la billetera pues, no sirves.

No hay nadie. Nadie aquí que esté dispuesto a vivir al costado de la acera contigo. Nadie querrá subirse a un tren y partir hacia cualquier lugar sin dinero, sin bebida o sin alimento. Invítalos a pasar unas buenas vacaciones todo pago en un hotel que se te cae el culo, con 5 estrellas. Y aunque lleven sus mejores ropas y no den la talla, hazlos pasar bien. Que se sientan como en casa.
Y cuando llegue el invierno, y te cagues de hambre en una puta pensión porque el país está en crisis y tus viejos bajo tierra, jamás se hablará de compartir la bolsa de alimento.
Hazles saber con una mirada su hasta luego. Que es hasta nunca. Y ya verás que no hay filtro en este encuentro. Que tomaban juntos, porque era un bar. Y reían juntos, porque estaban colocados. Y escuchaban música porque tenían un estéreo.

viernes, 4 de mayo de 2012

Carta primera al Sr. M

Maldonado - 9:30 a.m .

Sr. M, me alegra haber recibido su carta. Con la visita que le hice ayer no hubiera esperado recibir esas noticias, y no podía esperar a darle mi opinión a cerca de ellas. 
Cuando me abrazó pidiéndome que no me fuera sentí una profunda sensación de tristeza y por lo tanto quería hacerle saber que no le ignoré completamente, aunque sólo haya dado vuelta la cara y me haya ido. 
Aprovechando las reflexiones sobre el día de ayer, cuando me contó que estaba saliendo con la chica de la tienda, no pude evitar imaginármele como un pibito fachero y moderno con aires de ganador. Y más tarde, cuando recibí su carta, diciéndome que se iba a Ibiza, pensé que quizás era lo mejor. 
Tómese un tiempo, haga algo diferente de la monotonía que rebasa sus días. Haga todo aquello que está en la lista de cosas que usted nunca haría. Piérdalo todo, piérdase. 
Pero no deje de escribirme, eso entra en la lista de cosas que no tiene que perder: el hábito de escribirme cartas. Es más, quiero que me prometa que lo va a hacer, mándeme una carta jurándolo, quiero firma y aclaración de que me va acontar con lujo de detalles la situación.
Salteándome de eso al tema del apartamento, no puedo aceptar yo tal responsabilidad. Tengo a unas horas de su ciudad a mi familia, y mis estudios, y aunque miento si digo que no me gustaría dejarlo todo atrás, al menos hasta que usted regrese, no puedo hacerlo.
Dejando de lado mis lamentos por no poder correr y aceptar sus llaves, me tengo que ir despidiendo, ya que la rutina me llama, y como buena rutinaria, debo contestar.

Espero todavía tenga guardado mi teléfono en su agenda, si extraña o necesita algo, no dude en llamar.

Saludos afectuosos, María.




martes, 24 de abril de 2012

Cartas al Sr. M


Así que ahí estaba yo. Sentada frente al escritorio del Sr. M otra vez.
Toqué a su puerta llegado el mediodía, porque sabía que no podía ser a otra hora siendo ésa una visita al Sr. M. Después de todo, éramos más o menos como amigos. 
El Sr. M  abrió la puerta de su casa y yo no hice más que mirarle a los ojos, y el Sr. M no hizo más que estirar su brazo izquierdo como lanzando una reverencia, y luego me señaló el camino hacia adentro. Mis pasos siguientes me llevaron hacia el escritorio del Sr. M, donde después de que éste retirase mi abrigo y lo colgase en el respaldo del asiento, decidí sentarme y comenzar a contarle cómo había estado mi vida desde entonces.
El Sr. M escuchó silencioso, como siempre. Luego se dirigió hacia la cocina y nos preparó café.
Las horas siguientes fueron todas de café y charla, ésta última con más intervenciones de parte del Sr. M.
Me contó que había estado saliendo con una señorita que trabajaba en una tienda, y que le había propuesto irse de viaje con ella a un lugar que no recuerdo, pero en cuanto el Sr. M me lo contó, no podía parar de imaginarme al Sr. M tratando de parecer un pibe fachero y ganador que sale con la minita de la tienda.
Un rato más tarde me aburrí de hablar con él, y salí a la terraza a fumar un cigarrillo. El Sr. M no se resistió y se quedó sentado en una esquina, sobre una silla de mimbre de esas que se balancean, perturbando mi instante de egoísta tranquilidad sobre la terraza.
Luego, cuando entré, me senté nuevamente frente al escritorio pero ésta vez no hablé. Me quedé callada, y silenciosa, pensando en cosas que quizás nunca le había contado al Sr. M ni a nadie más. Él se dió cuenta y me interrumpió, me preguntó si yo gustaba que él me leyera algún libro, o si quería escuchar algo en el equipo de música. Yo le dije que no. Unos minutos después me digné a tomar mi abrigo y a saludarle, pero para ese entonces no me di cuenta de que quizás el Sr. M no estaba preparado para que yo me fuera, y dejarle en soledad de nuevo. Porque para el Sr. M mis visitas eran las únicas que el recibía, además de las del jóven que le trae las facturas, o de gente que se equivoca de casa, o de ilusiones que él crea en su mente, y les habla, y les invita con café. 
Así que una vez que llegué a la puerta el Sr. M se largó a llorar. Y me abrazó muy fuerte, tan fuerte que yo pensé que me iba a estrangular, y me pidió mil veces que no me vaya. Yo no pude evitar que en alguna instancia de ese momento frágil me conmoviera un poco la sensibilidad, pero aún así le abandoné. Cerré la puerta en su cara y luego saqué el mp3 de mi bolso y me puse a escuchar una carpeta de The Cure que seleccioné. Las siguientes cuadras se hacían eternas. La arquitectura colonial de las casas de Montevideo y la decoración otoñal de las calles le daban ese ambiente tristón y oscuro, seguido de la situación que se había dado con el Sr. M.
A eso de las 22:30 ya estaba llegando a Maldonado, y una vez que arribó el Copsa en la Terminal, no había terminado de bajar que ya estaba caminando hacia la próxima estación, para tomarme otro ómnibus que me dejara a unas cuadras de casa. Una vez en casa fui derecho hacia mi cuarto, y luego de tomar un té me acosté a dormir. Esa noche soñé que el Sr. M me escribía una carta diciéndome que se iba a Ibiza con la chica de la tienda, y que me regalaba las llaves de la su casa en Montevideo, por si algún día volvía a visitar la capital.
A la mañana siguiente le escribí una carta al Sr. M diciéndole que se fuera a Ibiza con la chica de la tienda, pero que no quería las llaves de su casa en Montevideo. Le hice prometerme que no iba a dejar de escribirme cartas, contándome cómo le estaba yendo, y que no dudara en llamar a casa si se sentía mal o empezaba a extrañar.

Continuará...


domingo, 25 de marzo de 2012

Me hace mal hibernar


Estornudo libre al viento
Lo presiento, va a salir;
Si el otoño se presentó
En ese acento para mí ...

Mi único medicamento
Es que al tiempo se va a ir ...
Y sin fuerza y sin aliento
El pensamiento es así .

Me hace mal hibernar
Soy como un oso polar
Arrepentido ...

No es ningún avivamiento
Si el invierno va a venir ...
¡Sólo espero que el rocío
No esté frío por aquí!

Si no me vuelvo ermitaño
Y me abicho con los años

Me hace mal hibernar
Soy como un oso polar
Arrepentido ...

jueves, 15 de marzo de 2012

Temas que priman en la sociedad

"La gente Soreta no nace porque sí"
-Sr: Soretologuísimo-


Parece ser que la O.S.A (Organización de Soretes Americanos) informó esta tarde, que el índice de natalidad de gente soreta incrementa rápidamente a nivel mundial, no sólo en los países del Norte. Quienes nos informan nos cuentan que el D.S.A (Departamento de Soretología Avanzado) donde atiende uno de los mejores expertos en Soretismo, el señor Franco Soretólogo ha descubierto un cambio notorio en el avance de la enfermedad nombrada (Soretismo) y pasaría de ser a un virus NO CONTAGIOSO a uno CONTAGIOSO.
Luego de una larga conferencia de prensa con la D.S.A finalmente el Sr. Soretólogo informó que no han encontrado pronta respuesta a esto pero si pueden asegurar, que el virus SOR-ETE-E. muta rápidamente cambiando drásticamente los síntomas e impidiéndole a los expertos avanzar en el caso.
Sin embargo, el Señor Soretologuísimo afirmó hoy en nuestros estudios haber descubierto un dato que daría un "empujón" -hablando mal y pronto- a la D.S.A con el estudio del Virus, ya que declaró públicamente que "LA GENTE SORETA NO NACE PORQUE SÍ", sino que habrían varios factores que impulsarían a los/as soretes/as a ser de esta manera que tanto nos genera cuestiones en cuanto a cómo debemos reaccionar a sus "soreteadas", por así decirlo.
También afirmó, que hay dos tipos de Soretismo:

1º: Sorete Consciente

Características: El sorete consciente suele planear sigilosamente la Soreteada. Una soreteada puede ser el acto sorete más glorioso que pueda ocurrir en la vida de estos sujetos infectados por el virus del Soretismo. El sorete consciente Sabe que es sorete, y no le importa, es más, le enorgullece ser sorete. El sorete consciente nunca se recuperará. El sorete consciente siempre será sorete. Y sobre todo: el sorete consciente nunca se arrepentirá de sus Soreteadas.

2º: Sorete In-Consciente

Características: El sorete in-consciente suele mandarse lo que conocemos más popularmente como "cagadas". A la hora de atacar, al contrario que el Sorete Consciente, el Sorete Inconsciente nos deja pensando, porque nunca se sabe si lo planea o no, u si se enorgullece o no. Por esto la D.S.A tiene esperanzas en que los Soretes In-Conscientes puedan volver a desarrollar un músculo tan vital para nosotros como lo es el CORAZON, y que vuelvan a formar parte de la especie humana. El sorete inconsciente nunca sabe que es sorete.


SI TENÉS ALGÚN PADRE, SOBRINO, TUTOR, MAESTRO
CON ESTAS CARACTERÍSTICAS
LLAMÁ AL 0800-SORETE

O LLAMÁ TAMBIÉN POR VOS: 0800-SOYSORETE
¡TODAVÍA ESTÁS A TIEMPO!
(QUIZÁS SEAS UN SORETE IN-CONSCIENTE)



sábado, 10 de marzo de 2012

Importantes entrenadores de Natación premian a Maldonado


La noche de ayer culminó con una gran sorpresa de parte de algunos de los entrenadores cubanos que estaban quedándose en predios de nuestro reconocido Campus de Maldonado, cuando en el campeonato de natación Wilfredo Raymondo que llegaba a su fin, los entrenadores cubanos -anteriormente mencionados- tomaron partido hacia los micrófonos que estaban destinados para llamar a aquellos nadadores y nadadoras de distintas categorías de Nuestra Federación de Natación que hubiesen ganádose medallas, o copas y así hicieron un anuncio muy importante del que debemos estar extremadamente orgullosos.
Al parecer, los estudios hechos por la Liga Internacional de Natación muestran un incremento muy importante en la capacidad de nuestros nadadores más destacados, y afirman la posibilidad lejana -pero no imposible- de que algunos de éstos, pudiesen llegar a las Olimpíadas.
El fenómeno de este comunicado en ese mismo instante, recayó totalmente en la pregunta más deseosa de respuesta -que fue efectuada por uno de nuestros profesores más conocidos: Héctor Mojarrita- por las 20.000 personas que vieron y escucharon al profesor Héctor Mojarrita dirigirse a los entrenadores cubanos:

"¿Cuales son los factores que se analizan, y que se toman en cuenta en el momento de calificar de tal manera a un sector de Natación como lo es la Federación Uruguaya de Natación?"

En ese momento las gradas se mostraban expectantes, las miradas de los espectadores puestas en aquél entrenador cubano que tuvo el valor de responder ante una pregunta que determinaría y alentaría a todos los/as nadadores/as de nuestra ciudad, y a un nivel más generalizado a Uruguay en el ambiente de la natación.

"Yo quisiera contestarle, amigo, en pocas palabras lo que usted ha formulado tan resumidamente, pero no puedo. No encontraría jamás, palabras que describan brevemente, la capacidad de los chicos uruguayos de Nadar. El hecho de hacer nada. De ser los Nadadores Profesionales de estas tierras. Porque cuando uno habla de que "Hacen nada" se refiere puramente a eso.
En años anteriores podrían haber ganado medallas. Pero ahora se merecen Olimpíadas, Copas Mundiales, y mucho mas. Porque hacen nada por aqui, nada por allá.
No he encontrado en otra ciudad, o en otro país gente que se desempeñe tan bien en hacer NADA. En ser Nadadores y Nadadoras profesionales. Eso es a lo que yo llamo Vocación por Nadar."

Y así los ojos del cubano, y de todos los entrenadores y expectadores uruguayos se colmaron de lágrimas imposibles de resistir, inundando de emoción aquél momento.
Sólo nosotros íbamos a sentir la gloria de ser Campeones de Hacer Nada. Y ese momento, no nos lo iba a quitar NADIE.

PORQUE NADIE JAMÁS HABÍA SENTIDO TANTO EL NADAR, COMO NOSOTROS LO HABÍAMOS HECHO. LOS FERNANDINOS/AS, CAMPEONES DE HACER NADA HASTA LA MUERTE.